Evangelismo

La Gran Comisión dada por el Señor Jesús en Mateo 28:19, «id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», es una tarea que incumbe a toda la Iglesia de Jesucristo. Vemos que precisamente así lo entendieron los primeros cristianos, quienes no han relegado esta responsabilidad solamente en los apóstoles de Cristo, sino que ellos mismos lo predicaban, fuesen a donde fuesen (Hechos 8:1, 4; 1 Ts. 1:8-9).

Vemos, asimismo, que el Apóstol Pablo alabó a la iglesia de la ciudad de Tesalónica por haber estado predicando el evangelio de tal forma que ya no les era necesario a los apóstoles acometer esta tarea en aquella región (1 Ts. 1:8-9). Así, una iglesia cuyos miembros participan activamente en la expansión del evangelio de Cristo es considerada ejemplar por ser obediente a la tarea de la Gran Comisión.

Por esta misma razón, leemos en la Epístola a los Efesios 6:15 la exhortación que nos hace el Apóstol a ponernos «el calzado del apresto del evangelio de la paz», es decir, que estemos preparados para compartir el evangelio en nuestro día a día, vayamos adonde vayamos, para testificar de la verdad de la Buena Nueva de la paz y reconciliación que Dios desea que todos los hombres y mujeres lleguen a tener con Él por medio de la fe en su Hijo Jesucristo, como Señor de sus vidas y Salvador de ellos del pecado y de sus consecuencias eternas.

Por todo ello, porque debemos como iglesia estar preparados, listos y dispuestos a predicar el evangelio, leemos en Ro. 10:14-15: «¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!».

En el corazón de Dios está la voluntad de que todos los seres humanos «sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» porque todos necesitan saber que «hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se entregó a sí mismo en rescate por todos…» (1 Tim. 2:4-6). Nosotros amamos a Dios y a los seres humanos que nos rodean. Por esta causa queremos que el único posible Mensaje de esperanza y reconciliación con Dios, el cual ha transformado nuestras vidas cuando creímos en Jesús, llegue también a todo hombre y mujer de la Rioja y de España.

Por todo lo anterior, salimos como iglesia a repartir tratados con el mensaje de la salvación, hablamos con la gente sobre Jesús y de la urgencia de arrepentirse, porque Jesús es el verdadero Señor para quien existimos, y de creer/confiar en Cristo Jesús como nuestro suficiente Salvador. Oramos por y con las personas que quieren conocer a Jesús y les damos uno de los 4 evangelios de regalo para que puedan conocer a Jesús personalmente y puedan hacerse parte del pueblo de Dios, la iglesia amada y redimida por Jesucristo.

¡Únete a nosotros y proclama las buenas noticias de Jesús!